El Gobierno francés es prudentemente optimista sobre la contención de la pandemia de la Covid-19 en el país, aunque ya advierte que con el comienzo del desconfinamiento, a partir del 11 de mayo, “la vida no será exactamente la misma que antes”, según las palabras del primer ministro, Édouard Philippe.
Las modalidades concretas del desconfinamiento aún están en estudio, aunque parece claro que serán medidas graduales. El lunes pasado, el presidente de la República, Emmanuel Macron, excluyó que las personas mayores pudieran abandonar su reclusión desde el 11 de mayo. Luego el Elíseo rectificó. Según la última directriz, a las personas a partir de cierta edad o vulnerables debido a su estado de salud se les recomendará proseguir el confinamiento pero no se tratará de una obligación. Cada cual actuará según su propia responsabilidad.
El coronavirus ya ha generado más de 20 mil muertes en Francia. En las últimas 24 horas, se han contabilizado 395 muertes adicionales. Un motivo de optimismo es que se registra un saldo negativo en la ocupación de las unidades de cuidados intensivos. Son más los enfermos que salen que los que entran. Es una tendencia que se mantiene desde hace 11 días.
Con todo, Philippe, durante una comparecencia de prensa esta tarde en París, ha insistido en que la pandemia “no ha terminado” y el esfuerzo y la disciplina ciudadana deben continuar. El jefe del Gobierno ha hecho una sombría predicción sobre los efectos colaterales de la emergencia sanitaria. Philippe ha destacado que jamás el mundo había sufrido una tal parálisis de actividad y eso pasará factura. “Esta crisis económica no ha hecho más que comenzar y será brutal”, ha dicho.
Una de las estrategias que han funcionado en Francia ha sido la de contener geográficamente la propagación del virus. La disparidad de afectación se mantiene. El este del país y la región parisina han sido golpeadas con dureza por el patógeno, a diferencia del oeste y el sur, sólo levemente afectadas. Eso ha permitido el traslado de centenares de pacientes a hospitales de las regiones menos saturadas. Philippe ha agradecido asimismo a los países europeos –Alemania, Suiza, Luxemburgo y Austria- que han acogido a enfermos franceses.
El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha expresado su preocupación por un fenómeno que detectan: el descuido de pacientes crónicos –con hipertensión, diabetes y otras patologías-, que no acuden a las visitas programadas o a urgencias. Véran ha pedido que la pandemia de la Covid-19 no implique desasistir a otros enfermos. Hace unos días ya se informó, con inquietud, de la sorprendente caída en los casos de embolias, de apendicitis o de otras situaciones graves. La sospecha es que la gente tiene miedo de acudir a los hospitales aunque se encuentre mal por temor a contagiarse.
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La Vanguardia/ LRDS