Los gobiernos de Estados Unidos, América Central y Colombia coincidieron el jueves en afrontar la migración irregular y las redes criminales que la alientan de una manera regional. Por ello, consideran involucrar a países como Brasil, Ecuador y México en los esfuerzos para frenar el creciente flujo de migrantes procedentes de las Antillas, África y Asia a través de Sudamérica con rumbo al norte.
“Las organizaciones criminales (traficantes de personas y de drogas) que estamos tratando de abordar son transfronterizas, no afecta solamente a nivel nacional”, dijo el secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kevin McAleenan, al inicio de una reunión con ministros de Seguridad de Centroamérica y Colombia en Panamá. “La única manera en que podemos lograrlo es colaborando juntos no sólo para compartir información sino también para acciones concretas, investigaciones y prohibiciones”.
El encuentro en Panamá sigue a los realizados meses antes por Estados Unidos y las naciones del Triángulo Norte centroamericano --Guatemala, El Salvador y Honduras-- para buscar medidas que detengan la migración irregular de sus países golpeados por la pobreza y la violencia. A pedido de Estados Unidos, esta vez se sumaron Costa Rica y Colombia, por cuyos territorios transitan los miles de migrantes, mayormente de Cuba, Haití, de naciones de África y Asia-- que antes llegaron a Ecuador o Brasil, para desplazarse desde allí a la frontera colombo-panameña.
El gobierno del presidente Donald Trump busca sumar esfuerzos para frenar ese flujo desde Sudamérica, que se suma al de millares de centroamericanos que arriban a la frontera entre Estados Unidos y México en busca de asilo.
Estados Unidos ha firmado este año acuerdos con México y Guatemala para contener la migración desde Centroamérica.
La llegada en la víspera de McAleenan estuvo marcada precisamente por la posibilidad de que el secretario interino de Seguridad plantease algún tipo de acuerdo bilateral a Panamá en relación con los centenares de migrantes alojados temporalmente en campamentos en la provincia de Darién. El funcionario estadounidense visitará esa zona el viernes.
El presidente panameño Laurentino Cortizo dijo el miércoles que ve inviable un arreglo bilateral con Estados Unidos. Su ministro de Seguridad, Rolando Mirones, ratificó esa posición en el arranque del encuentro de un día.
“El interés de Panamá de participar en estas reuniones es cumplir con nuestra responsabilidad como miembros de la comunidad internacional porque este es un problema regional”, dijo Mirones. “Las soluciones que se requieren, no son soluciones bilaterales”.
Panamá está lidiando este año con un nuevo repunte de ese flujo migratorio por la jungla del Darién. De acuerdo con las autoridades de migración, en lo que va de 2019 ya han cruzado esa inhóspita región más de 10.000 migrantes, lo que supera la cifra del año pasado.
“Hay países de los que están saliendo estas personas, esos países tienen que tomar responsabilidad”, señaló Mirones. “Hay países por donde entran estas personas, como Ecuador y Brasil, después pasan a Colombia y de allí a Panamá y siguen subiendo por Centroamérica. Insistimos es un problema regional”.
“Por eso pretendemos que se invite a México después, porque para poder resolver estos problemas, necesitamos que todos estemos en la misma línea”, agregó.
El director de migración de Colombia, Christian Kruger, dijo que se debe encarar el fenómeno de manera más coordinada e invitar a estas reuniones a los países donde se genera la migración.
“Hay que sensibilizar a todas esas personas que son embaucadas (por los traficantes)”, planteó.
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