El 18 de abril de 1997, hace 21 años, falleció a los 97 años Juan Félix Sánchez en su pueblo natal de San Rafael de Mucuchíes, la localidad más alta del páramo del estado Mérida.
Baluarte de la cultura popular venezolana, Sánchez se desempeñó como arquitecto, tallador, artesano, payaso, tejedor, titiritero, y creador destacado en otras disciplinas. En 1986 recibió el Premio Nacional de Cultura Popular Aquiles Nazoa y, en 1989 el Premio Nacional de Artes Plásticas.
Este artista, de origen humilde y campesino, nació el 16 de mayo de 1900. Es el creador de varias obras artísticas que son referencia de venezolanidad. Una de ellas, quizá la más conocida, es la capilla de piedras de San Rafael de Mucuchíes, construida con sus manos, piedra, madera y herramientas rudimentarias. Hoy es lugar de visita obligada de todos quienes arriban al páramo merideño y allí reposan los restos del artistas y de su compañera de vida, Epifanía Gil.
La poetisa y estudiosa del arte Rowena Hill, dijo sobre Sánchez: “El respeto de la naturaleza y la colaboración con la misma que el concepto de conservación implica, son valores fundamentales en el mundo y en la obra de Juan Félix. Él mismo parece un árbol, que ha crecido lento y robusto en el páramo para prestarle su sombra a los caminantes y para dar su fruto a la hora de la madurez”.
También lo conoció el intelectual italiano Umberto Eco, quien aseguró: “Juan Félix Sánchez no es un artesano, no es un artista, no es un aficionado al bricolaje; es un asceta de la montaña, un visionario".
Sánchez dedicó su vida a crear en madera, mármol y tejido, logrando obras diversas que dan cuenta de la inmensa sabiduría popular que ostentaban sus manos y del gran sentido estético que puede florecer lejos de la academia y del arte de élites. Es así como el conjunto de su obra es patrimonio nacional y muchos de sus trabajos se encuentran en galerías de todo el mundo.
Juan Félix y Estefanía nunca perdieron su humildad, y hasta el final recibieron con máxima calidez a los visitantes que se acercaban en su hogar en Mucuchíes buscando conocer la leyenda de este artista multidisciplinario y de esa historia de amor longeva y apasionada entre esa pareja, el arte y la montaña.
"Este cultor popular amó la naturaleza. Para él, Dios estaba en la naturaleza, en las plantas, en los animales y hasta en las piedras; y así, juntando piedras, colocando piedra sobre piedra, y piedra entre piedra, creó diferentes obras que se encuentran en San Rafael de Mucuchíes y en el Complejo del Tisure", reseña la periodista y dibujante Lorena Almarza, quien le dedicó el texto El gigante de Tisure.
AVN