Si de algo hemos estado conscientes es que, la Revolución Bolivariana,
tendrá que sortear innumerables obstáculos, para lograr consolidarse. El
Presidente Hugo Chávez, nos lo recordaba permanentemente. Al Presidente Nicolás
Maduro, le ha correspondido enfrentar los más duros y variados golpes de
estado, a tal punto que, algunos
analistas coinciden en señalar que
nunca, en la historia republicana de nuestra patria, gobierno alguno habÃa sido
sometido a un asedio tan permanente y tan intenso como el presente.
No puede ser de otra manera. Con la Revolución Bolivariana emerge una
nueva forma de organización de la sociedad venezolana. Concebir el Estado
Venezolano como un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”, como
se le define en la Constitución Bolivariana, aprobada en 1999, no es cualquier
ocurrencia jurÃdico polÃtico; es, por el contrario, una definición del Estado
que trasciende la concepción liberal que lo concibe como un gendarme de la
sociedad. Concebir la democracia como una forma de vida, en donde el ser humano
es el sujeto fundamental de la misma a través de su acción participativa y
protagónica, es una ruptura radical con la añeja concepción que la define como
mero acto polÃtico, por tanto, como un instrumento institucional. Proponernos
construir un modelo económico para la vida, a partir de una distribución
equitativa y socializada de la renta petrolera, golpeo importantes intereses de
los grupos económicos que siempre fueron los apropiadores de dicha riqueza.
Haberle dicho al mundo que Venezuela es una Patria Libre, Independiente y
Soberana, no ha sido un simple enunciado geopolÃtico.
No puede serlo. Firmeza y dignidad, para los revolucionarios, no son dos
valores morales, son mucho más. Son dos principios fundamentales los cuales dan
razón de ser a un proceso de transformación revolucionaria, son su alfa y su
omega.
Y esto no nos lo perdona el Imperio. Por ello, toda esta campaña que se
ha tejido contra nuestra Patria, contra la Patria de BolÃvar.
Convencidos estamos que, una verdadera relación de amistad, entre
pueblos, se construye a partir del respeto y la sinceridad. No somos superiores
a nadie, pero tampoco inferiores. A los paÃses del mundo los vemos como amigos.
Por eso, en nuestro relacionamiento con ellos, hemos hecho de la cooperación y
solidaridad, igualmente, dos principios fundamentales.
Es esto lo que no entiende el Imperio. Su estrechez mental y su proceder
dominador, lo hace sentirse superior.
Pues bien, todos los obstáculos que nos han colocado los hemos sorteado
con éxito, por una razón, porque en el proceso de construcción de la Venezuela
Socialista, nos hemos inundado de firmeza y dignidad.
Firmeza y dignidad, porque ellas son la herencia de nuestros padres
libertadores. Firmeza y dignidad, porque ese fue el legado que nos dejó Hugo
Chávez. Firmeza y dignidad, porque eso es lo que demuestra a diario el
Presidente Nicolás Maduro, cada vez que enfrenta a los enemigos de la
Revolución y la Patria.
La dirigencia oposicionista, han
perdido el horizonte polÃtico de los nuevos tiempos. Incapaces que por su
borrachera de poder, acuden a instancias internacionales para deshonrar al gobierno
revolucionario que sigue en marcha venciendo tempestades para una Venezuela que
ha buscado siempre los senderos del
socialismo humanitario en estos 18 años enmarcados en el legado del Comandante
Chávez para la suma de felicidad posible para nuestro pueblo.
No hay que doblar la rodilla en tiempos de golpe. Los cuadros de la
revolución ahora más que nunca debemos
permanecer firmes y dignos patriotas ante los asedios del imperio y sus lacayos
del terrorismo.
Vladimir Pineda RamÃrez
Equipo PolÃtico del PSUV-Libertador. Edo Bolivariano de Mérida
Mérida, 18 de Abril de 2017
“Venceremos
en las lóbregas tempestades”