Cuando nos matan un hijo, las madres y padres empezamos a morir desde ese momento y nada resucita esa vida arrebatada por los terroristas disociados psicóticos que en los últimos dÃas han asesinado a ciudadanas y ciudadanos inermes, que son vÃctimas de criminales con pose de ciudadanos, movidos por el odio y la irracionalidad que han incitado y orientado los prÃncipes de la iglesias católica, los cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porras, junto con el resto de obispos, sacerdotes y monjas que están en abierto desacato contra el Papa Francisco, quien, fallidamente, ha llamado al diálogo y la paz.
Esta clerecÃa está estrechamente comprometida con los sectores económicos y las oposiciones de derecha, en el plan genocida de derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro y la liquidación del chavismo como expresión polÃtico-social, tal y como ha dispuesto el gobierno del porno puritano y retroconservador Donald Trump.
En ese transitar fallido para montar un gobierno colonial y de privilegios para la burguesÃa, toda vez que fracasó en su promesa de cogerse el poder el pasado diecinueve de abril del 2017, generando frustración y quedando desenmascarados sus autores, ahora vuelve a una radical convocatoria de calle para provocar destrozos y muertes, que justifiquen el cumplimiento de la incursión armada con agentes externos que controlan, tanto el CaÃn de América desde Colombia, como el porno puritano con el Comando Sur.
A tales maniobras le añaden la victimización, con falsos positivos y el cinismo con el que mediáticamente se muestran como vÃctimas y perseguidos, con una teatralidad magistral.
Es tanto el desespero de los cardenales conjurados, que están llamando abiertamente a la rebelión y a tomar las calles, mientras rectores universitarios crean las condiciones para que el estudiantado sea carne de cañón que genere el clima de ingobernabilidad que reiteradamente persiguen sin éxito.
Con el mayor desparpajo, ejecutan actos terroristas y crean falsos positivos con los muertos que ellos asesinan a mansalva. No les importa asesinar a cualquier transeúnte. No tienen rubor en convertir los templos, catedrales, iglesias, seminarios, colegios y monasterios, en cuarteles del golpismo terrorista. Invocan la violencia bendecida por ellos y en nombre de dios llaman a matar chavistas. Con total impunidad, jerarcas de la iglesia católica señalan como bajas necesarias y comprensibles, el asesinato de gobernadores, como lo insinuó el cardenal en conferencia de clero, en alusión al gobernador Alexis RamÃrez.
Ante esta crisis moral de la jerarquÃa eclesiástica católica, la ambición de la dirigencia opositora de la MUD conformada por ladrones corruptos, drogadictos, contrabandistas y narcotraficantes, es menester mayor sobriedad y la determinación de defender la soberanÃa en todos los planos que sean necesarios, sobre que todo, comenzando por liquidar la impunidad. Esta conjura golpista apenas comienza. Ya demostramos que Nicolás Maduro no está solo y que Nicolás Maduro es Pueblo chavista. Falta ahora, que la derecha aprenda que somos soberanos.
Por: Luis Alexander Pino Araque