Armada con un pito avisa la llegada del camión
Euro Lobo /
CNP 12.112 / Alcaldía de Mérida
Desde los albores de la historia, los desechos
producidos por el ser humano han representado un problema para la comunidad; en
nuestra ciudad este tema derroca gobiernos o enaltece personalidades, el caso
que nos ocupa es la historia comprometida de una humilde merideña, que con gran
corazón decidió tomar la bolsa de basura por las orejas, “Carmencita”, quien en
la comunidad de La Carabobo es conocida como la “mujer de la basura”.
Yenny del Carmen Carrero Salazar es una joven mujer
merideña, ingeniero, trabaja como auxiliar de contabilidad, hace unos meses
perdió a su padre, ahora le toca llevar la vida en compañía de su mamá en una
humilde casa de la urbanización Carabobo, cerca del Grupo de Rescate “Enrique
Burgoin”, lugar que algunos vecinos con mala educación, intentaron convertir en
un vertedero de basura.
Para “Carmencita” no es cuestión de política ni de
otra cosa más que de educación, “debemos reeducar a la población en materia de
basura” puntualizó quien en menos de 4 meses logró concientizar a la comunidad
para evitar que los desechos sean dejados en cualquier esquina.
Los vecinos salían con su “bolsita” de basura a
cualquier hora, no respetaban los horarios de paso de las unidades de
recolección, incluso llegaba gente foránea a dejar sus paquetes de basura al lado
del Grupo de Rescate, “el olor era insoportable”, puntualizó Carrero Salazar,
quien desde mayo decidió llegarse hasta la alcaldía y asesorarse en materia
legal.
Las moscas, el triste y desolado escenario a la
entrada de la calle 3 de “La Carabobo” era un ambiente nada agradable, menos
para quien vive en un estado oncológico que le desgasta las energías con su
lucha constante, “Carmencita” decidió con sus propios recursos iniciar la
titánica lucha de reeducar a sus vecinos y concientizar a la comunidad para
tener una urbe de altura.
Imprimió volantes con la ordenanza municipal, visitó
casa por casa y a pesar de algunos portazos, otras tantas risas, no desmayó en
su labor, caminó las veredas de lunes a miércoles, ya que el fin de semana su
cuerpo no lo permitía, pero el lunes sin falta retomaba su labor educativa.
Percibió que era de noche y madrugada cuando la basura llegaba a su improvisado
y nada agradable lugar; decidió hacer guardia cual policía de pueblo, en una
silla, cobijada a la puerta del Grupo de Rescate, allí vio como vecinos “de
abajo, de la curva, de otras veredas” subían y dejaban su basura en cantidades
al frente de su casa. Que impotencia, pero jamás desmayó.
Ahora ya los vecinos se han sorprendido, la basura ha
desaparecido gracias al tesón de “Carmencita” quien armada de un pito avisa
cuando el camión de la basura llega, todos se animan, “parece la fiesta de la
basura” puntualizó la comprometida ciudadana, quien también ha conseguido que
desde la alcaldía se regularicen las rutas de recolección, se multe a los
infractores, y se mantenga una comunicación constante con la comunidad,
demostrando que entre todos si podemos tener la Mérida que merecemos.