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Ellas son la primera pareja LGBT reconocida en concubinato en Venezuela


*** Con 27 y 29 años respectivamente, están en un momento de gran plenitud, están juntas y a la espera de un bebé, que nacerá bajo la protección del primer concubinato legal del país entre una mujer transgénero y una mujer lesbiana.

Francheska Romero nombre legal, Jesús Romero y Erlinda Zambrano tienen seis años juntas, las desdichas y las complicidades les marcaron un camino en común. Hoy, con 27 y 29 años respectivamente, están en un momento de gran plenitud, están juntas y a la espera de un bebé, que nacerá bajo la protección del primer concubinato legal del país entre una mujer transgénero y una mujer lesbiana. 

En entrevista con el diario Panorama, la pareja contó que el hijo que viene en camino fue el principal motivo para legalizar una relación que por años se manejó de maravillas, que ante las negativas de “las leyes” decidieron darle la espalda a los códigos civiles, incluso a la misma cédula de identidad, donde se registran como identidades legales los nombres de Jesús Enrique Romero Franco y Erlinda Coromoto Zambrano Rodríguez, sexo masculino y femenino.

Sin embargo, una prueba de embarazo cambió el paradigma. Surgió el miedo de Francheska de que ante la terquedad y ceguera de las autoridades de los registros— no pudiera reconocer a su primer hijo, anhelado por años. Entonces, las dos mujeres se pusieron nuevamente a tocar las puertas, no ya las mismas que se les habían cerrado hace tres años, cuando surgió la primera iniciativa de legalizar su unión.


Foto: Panorama

En un principio, acudieron a varios registros del centro de Caracas, luego dirigieron su cruzada hacia Sabana Grande y La Bandera, donde siempre consiguieron la misma respuesta: “dos mujeres no se pueden casar”. La cédula de identidad era ignorada. No pocas veces peleó Erlinda, alegando la identidad legal de su pareja para cumplir su cometido. “Nos llegaron a decir que no se podía porque ella tenía modificaciones físicas, implantes”, comenta Zambrano.

El último intento se hizo ante la diputada de Un Nuevo Tiempo, Tamara Adrián, quien lleva su cruzada particular por el reconocimiento de la comunidad de Lgbti. La abogada las remitió a Chacao, donde fueron atendidas por el concejal Diego Scharifker, quien admitió que se encontró con cierta reticencia, pero menos de la que esperaba.

En Chacao las dos mujeres pudieron lograr su cometido y legalizar su unión, siendo éste el primer caso en el país, marcando un importante precedente, amparado por las mismas leyes que hasta los momentos desconoce los derechos civiles a cierto sector de la población. Hoy ya suman tres las parejas interesadas en legalizar su unión en este mismo municipio de la Gran Caracas, indicó el concejal. Sin quererlo, Francheska y Erlinda sentaron un precedente sin igual.

Las dos mujeres han tenido que luchar solas desde temprano. Francheska a los 18 años se declaró gay ante su familia. Su madre no supo cómo asumir la noticia y, en el primer momento, la echó a la calle. Hoy es una futura abuela feliz. Erlinda, por su parte, a los 13 años, prefirió la incertidumbre de la calle, de un hogar desconocido, que el propio. Se cansó de los maltratos familiares. 16 años después la relación con padres y hermanos es casi inexistente.

La pareja entiende lo que tienen por delante, lo que se les avecina, pero como familia sabrán enfrentarlo, aseguran. Francheska ha retomado sus estudios, quiere ser mejor persona para su pequeño, mientras que Erlinda anhela el momento de la llegada del chiquillo. Desean que la situación de las personas sexodiversas cambie en el país. Están cansadas de encontrarse con la ignorancia a cada paso. Confían en que en un lapso no muy perentorio el panorama cambie.

“Es necesario que llegue la educación sexual a las escuelas, que entiendan que existe un tercer sexo, que somos personas normales, no anormales. La educación viene de casa, pero es importante el apoyo que se dé en la escuela para cambiar la mentalidad de las personas. Que desde pequeños aprendan a respetar y a tolerar al que es distinto a ellos, sin sentirlo anormal”, afirma con ímpetu Francheska, quien desde hace nueve años vive estereotipada.


Panorama 
Foto: Panorama