Anangeel Terán nunca dudó de Hugo Chávez, ni en los momentos más
difÃciles, como aquella trágica noche del 11 de abril 2002, la del cruento
golpe de Estado perpetrado por la derecha venezolana.
"Esa ha sido mi mayor lealtad con él, no dudar ni un instante
de él, ni siquiera en los momentos más difÃciles, como en las terribles horas
del golpe de Estado", aseveró esta mujer de 40 años, a propósito del DÃa
de la Lealtad y el Amor al comandante Hugo Chávez y su legado, que se recuerda
este 8 de diciembre, fecha en la que dio su último discurso frente al paÃs.
Anangeel Tania Terán Barco recordó el dolor que sintió en su pecho
aquella noche del 11 de abril de 2002 cuando su madre, militante de izquierda desde la Lucha Armada de los años 60 en Venezuela, le dijo: "Chávez nos
traicionó".
Ante esa sentencia, ella se paró firme ante su madre, subió la cabeza,
la miró a los ojos y le dijo: "¡Chávez jamás nos traicionarÃa!".
Horas más tarde serÃa divulgada la carta que el lÃder bolivariano escribió de
puño y letra con el mensaje: "Yo, Hugo Chávez FrÃas, venezolano,
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro: No he renunciado
al poder legÃtimo que el pueblo venezolano me dio. ¡¡Para siempre!! Hugo Chávez
FrÃas".
Un avión, una estrella, un
mensaje
Esa noche del 11 de abril, Anangeel discutió con su madre. Estaban
sentadas en la acera del frente de su casa del sector Pata e´ Palo de
Barquisimeto. Al lado de las dos mujeres estaba el marido de Anangeel,
escuchando atentamente.
Anangeel, madre de cuatro hijos, relató que sólo pedÃa a su esposo
Jesús que apareciera "una señal de lo que debo hacer ahora". El paso
de un avión que salió entre la oscuridad del cielo y las montañas del norte de
Barquisimeto funcionó como mensaje para sus ansias.
Junto al avión, de lo más alto del cielo, los tres vieron pasar
una especie de estrella fugaz. "Para mà eso era un mensaje", comenta
Anangeel, quien recuerda que se levantó y dijo: "Me voy a la calle".
Salió a buscar a sus compañeros del Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200 (MBR-200) y unas cuadras más adelante de su hogar vio a un
grupo de fascistas que golpeaba la reja de la casa de una vecina, identificada
públicamente con la Revolución. Los grupos de derecha intentaban entrar a la
vivienda de la mujer para agredirla.
Ella agarró una cabilla lanzó un grito para impedir que los
fascistas irrumpieran en la casa de su vecina y logró dispersarlos.
Anangeel continuó su camino a casa de sus amigos y todos se
dirigieron al centro de Barquisimeto. A partir de esa noche se consolidó un
espacio en la carrera 19 con esquina de la calle 25, bautizado como la Esquina
Caliente, al frente de la antigua sede de la gobernación de Lara en
Barquisimeto.
Aún hoy, la Esquina Caliente es un espacio de vigilia a favor de
la causa de Hugo Chávez y del destino polÃtico del paÃs. Anangeel es una de las
fundadoras de este espacio, junto con decenas de hombres y mujeres de la causa
revolucionaria.
Muchedumbre olorosa a zafra de
naranjas
Anangeel es poeta. Una poeta inédita. Tiene en los archivos de su
casa al menos cuatro libros, pero ninguno ha sido publicado aún. Ella ha
escrito varios poemas a Hugo Chávez y a la causa patriótica.
El dÃa que partió fÃsicamente Chávez, Anangeel dice que
"sintió una tristeza que se desparramaba en el pecho como un ancho
mar".
Semanas más tarde, después de haber estado en la multitudinaria
despedida al lÃder bolivariano, escribió un poema llamado Muchedumbre, que
dice: "Muchedumbre olorosa a zafra de naranjas y melao é caña/ Muchedumbre
con dolor de amor en el pecho/ Muchedumbre con el ardor del sol en la piel/
Muchedumbre con olor a sudor y lágrimas/ Muchedumbre sintiendo el dolor de tu
partida/ Y yo allÃ... ¡entre la muchedumbre!".
Para Anangel, su lealtad tiene ahora el olor zafra de naranjas y
melao é caña, una fragancia que se desprendÃa de las largas filas que durante
dÃas se vieron en la ciudad capital, donde la gente compartÃa -entre otros
alimentos- sacos de esa fruta cÃtrica y jugo de caña para luchar contra el
calor y sortear las horas de espera para rendir honor al Comandante en la
Academia Militar. Un tributo que ahora ella ofrenda, dÃa a dÃa, con su fervor
revolucionario.
Félix Gutiérrez AVN