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Con motivo del encuentro (ALBA-TCP) – PETROCARIBE
DE LA INTEGRACIÓN LIBERADORA A UNA NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA EN LA REGIÓN


Por Ramón Lobo / Diputado PSUV

El Comandante Hugo Chávez entendiendo la necesidad de la complementariedad entre los países de la región para motorizar cambios decisivos, que no estuviesen sometidos a los intereses de los centros hegemónicos y por el contrario garanticen la defensa integral de los proyectos políticos libertarios que se viven en Nuestra América, impulsó una serie de propuestas integracionistas partiendo de las necesidades regionales y tomando en consideración las potencialidades de cada país.

Estas proposiciones han abarcado aspectos políticos, económicos y sociales, resguardando la soberanía e incorporando áreas novedosas de las telecomunicaciones a través de la Televisora del Sur (Telesur). El planteamiento se ha enfocado desde las ventajas competitivas, comparativas y requerimientos para el desarrollo, que propicien el surgimiento de actividades y ventajas en la cooperación, con la finalidad de potenciar alianzas estratégicas que promuevan proyectos internos y externos, de cara a resolver las realidades propias y lograr una auténtica independencia.

Los procesos integracionistas luego del triunfo de la Revolución Bolivariana en el año de 1998 comienzan de forma cautelosa con la creación, el 14 de diciembre del 2004 en la ciudad de La Habana como resultado del acuerdo entre Venezuela y Cuba, de la Alternativa Bolivariana para las América (ALBA) rubricada por los Presidentes Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz. Más tarde se incorporan como miembros plenos, Antigua y Barbuda, Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas. Han participado de igual forma, como invitados, diversos países como Santa Lucia, Surinam, Haití, México, Argentina y Jamaica.

Este espacio se convierte de manera inmediata en una opción de los pueblos para emanciparse de los centros del poder, como una alternativa al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), planteamiento del Presidente de los EEUU George Bush que fue derrotado en Mar de Plata en el año 2005. A partir de ese momento, el ALBA adquiere una dinámica distinta que se amplía con la propuesta del Presidente de Bolivia Evo Morales de considerar el concepto del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), por lo que la denominación quedaría finalmente como ALBA-TCP.

Se genera un movimiento importante que se refleja en el nacimiento de nuevos entes, como PetroSur, PetroCaribe, PetroAmérica, Unasur, la incorporación de Venezuela al  Mercosur, el foro de cooperación América del Sur-África (ASA) , los convenios con países del grupo BRICS y finalmente en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), teniendo todos como premisa consolidar la unidad regional y cumplir con los compromisos efectivos de acción conjunta para la promoción de la integración y del desarrollo sostenible con inclusión social.

Los esquemas integracionistas señalados han permitido edificar una nueva institucionalidad que se expresa de forma y enfoque renovador donde el ámbito económico se involucra directamente, partiendo de los acuerdos complementarios, financieros y la posibilidad de una moneda de intercambio local que se cristaliza en una primera fase, con el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (SUCRE) para los países integrantes del ALBA-TCP, donde lo asumen inicialmente por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. El escenario óptimo cubriría las operaciones comerciales y productivas que se dieran entre los miembros de la Celac.

“El Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (SUCRE), es un mecanismo que sirve para la canalización de pagos internacionales resultantes de las operaciones de comercio recíproco entre sus países miembros. Este Sistema se basa en la utilización de una moneda virtual-sucre-, para el registro de las operaciones exclusivamente entre los bancos centrales, en tanto que la liquidación local (pagos a exportadores y cobros a importadores) se efectúa con las respectivas monedas locales de los países miembros (en el Ecuador se realizará en dólares)”,(www.sucrealba.org). Es una herramienta financiera hermética a la especulación  ya que sólo transa operaciones correspondientes a comercio y servicios asociados al mismo.

Complementándose al Sucre y con el objetivo de apalancar el desarrollo económico y social de la región, impulsar proyectos de carácter estructural para avanzar en la superación de la pobreza y promover una distribución equitativa y estratégica de las inversiones, que potencien sectores clave en la economía de nuestros países, se propone la creación del Banco del Sur, Banco del Alba y el Banco de Petrocaribe. El primero parte de la iniciativa de Unasur con su acta fundacional, suscrita el 9 de diciembre de 2007 por Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela. El segundo, fundado en noviembre del 2008 es impulsado por el ALBA-TCP y en aras de concretarse encontramos el Banco de Petrocaribe, el cual se plantea desde la Celac sobre las bases y principios cimentados en los convenios energéticos.

Dichas instituciones se conciben como bancos de desarrollo y entes de financiamiento regional independientes de organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial , que prestaban dinero bajo el recetario neoliberal donde se excluye la implementación de políticas sociales que pudieran corregir las distorsiones del libre mercado.

Lo que hemos descrito en las líneas precedentes, marca el rumbo de la nueva Arquitectura Financiera de la Región, que tiene como eje transversal apuntalar la integración de los países latinoamericanos y la creación de proyectos conjuntos basados en la complementariedad, cooperación, solidaridad y combate a las asimetrías, pasando por el delicado proceso de la supervisión y verificación del comercio justo, a fin de alcanzar los niveles de desarrollo deseado con respeto de la soberanía y total independencia de los centros financieros del imperialismo.

La estrategia fundamental es unir las capacidades y fortalezas en la perspectiva de generar las transformaciones estructurales y en el sistema de relaciones de producción necesarias para lograr el modo de producción que garantice la existencia como naciones justas, soberanas y libres.

En nuestro entender el motor dinamizador del proceso expuesto era el Presidente Comandante Chávez y ante su ausencia física y partiendo de su legado, debemos mantener el ritmo requerido para enfrentar el contraataque del imperio a través de los TLC bilaterales y la Alianza del Pacifico; los cuales buscan truncar el proceso libertario asociado a la nueva estructura económica que viene construyéndose.

Ante estos hechos es impostergable redoblar los esfuerzos y acciones conjuntas para profundizar la integración latinoamericana liberadora, donde nuestro Presidente Nicolás Maduro ha jugado y tiene un papel fundamental por cumplir como buen hijo del Comandante Eterno.

En función de lo expuesto, felicitamos la II Cumbre realizada en Caracas entre los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y de PETROCARIBE, donde acordaron renovar, reimpulsar y  profundizar la integración y conformación de espacios comunes para el desarrollo político, económico, social y cultural del hemisferio.

Finalmente, saludamos el “Compromiso con la confluencia del Espacio Económico del ALBA-TCP (ECOALBA) y la Zona Económica Petrocaribe (ZEP), en una zona económica de desarrollo compartido interdependiente, soberana y solidaria, destinada a consolidar y ampliar un nuevo modelo de relacionamiento económico para fortalecer y diversificar el aparato productivo y el intercambio comercial, así como establecer las bases para los instrumentos de carácter multilateral que los países suscriban en esta materia, con miras a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de nuestros pueblos”, declaratoria final de la II Cumbre.

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