A 40
años del golpe militar de derecha en Chile, recordamos con orgullo
latinoamericano a nuestro mártir, Salvador Guillermo Allende Goznes. Este
hombre, de origen vasco, nieto de Ramón Allende
Padín, El Rojo, e hijo de Salvador Allende Castro, ambos radicales y
masones, fue médico, político socialista y presidente de Chile. Tuvo influencia
de un viejo zapatero anarquista, Juan Demarchi, quien le infundió muchas de las
futuras banderas de lucha social, y las cuales defendió hasta el momento de su
muerte.
En la actualidad, con la
distancia que nos brinda el tiempo, y el acercamiento que nos da las luchas
populares, antiimperilistas y anticapitalistas, podemos ver rasgos que se asemejan en los procesos
revolucionarios en América Latina y el mundo:
El gobierno de Allende, que
inicia el 04 de noviembre de 1970, destacó por el intento de establecer un camino no violento hacia un Estado
socialista usando medios legales –la vía chilena al socialismo–, lo
cual consistía en la Estatización de
las áreas «claves» de la economía, la Nacionalización
de la Gran Minería del Cobre, la Aceleración de la reforma agraria, el Congelamiento
de los precios de las mercancías, el Aumento
de los salarios de todos los trabajadores y la Modificación de la constitución y creación de una cámara única. Con ello llevaría a cabo el plan de transición del capitalismo al
socialismo.
Como respuesta, la derecha,
con el apoyo de la prensa opositora,
parte de la cual era financiada por la CIA,
intensificó sus acciones de sabotaje
y barricadas, llegando a producirse graves enfrentamientos callejeros, e
implantando un clima de intolerancia
en el país. Los medios opositores y los gremios
empresariales atacaron sin cesar al Gobierno. La prensa oficialista también
participó de este ambiente de enfrentamiento y descalificación. Igualmente, con
el apoyo monetario de la CIA, otros
gremios, realizaron un paro nacional
para hacer caer el gobierno de Allende, quedando
el país virtualmente paralizado.
Su gobierno terminó abruptamente
mediante un golpe de Estado el 11 de
septiembre de 1973, promovido por el gobierno
Estadounidense, a través de la CIA,
sobreviniendo una dictadura militar encabezada
por el general Augusto Pinochet, que
duraría dieciséis años y medio.
Hoy, más que nunca, América Latina retoma las banderas del
socialismo revolucionario, las de Allende y las de Chávez, las de los pueblos
sufridos y las de los indígenas en resistencia, las de la dignidad popular y
las de justicia social, para enfrentar al imperio, a la burguesía y al
capitalismo, quienes no son más que nuestros enemigos a muerte. Convirtiéndose
estas luchas el mejor homenaje que podamos brindar a nuestros héroes y mártires
revolucionarios.
Hoy, más que nunca y por siempre,
¡Chicho Allende, vive! ¡Chávez, vive! ¡Bolívar, vive!
¡La Lucha sigue!
Desde
Venezuela, Tierra de Libertadores, a 521 años de la Resistencia
antiimperialista en América,
Coordinadora “Simón Bolívar”