Integrantes de Medicina
ULA solicitarán
declarar “en emergencia” la seguridad
El
pasado lunes 12 de noviembre, los actos de violencia protagonizados por
encapuchados en la Facultad de Medicina de la ULA encendieron todas las alarmas
y eliminaron la pasividad de profesores, empleados, obreros y estudiantes
quienes, por enésima vez, fueron objeto de amenazas verbales y físicas.
A una
reunión urgente, convocada por Luis Téllez, jefe del Departamento de Microbiología
y Parasitología Clínicas, asistieron el vicerrector administrativo, Manuel
Aranguren; Elsy Ponce, encargada de la Dirección de Servicios de Prevención y
Seguridad, e integrantes de las escuelas de Medicina, Enfermería y Nutrición y
Dietética.
Estas
son sólo algunas de las situaciones que allí se expusieron, todas lideradas por
sujetos que cubren sus rostros: acoso sexual a una estudiante, explosión de
mortero dentro de uno de los laboratorios de la Cátedra de Histología,
destrucción de ventanales y bombillos, amenazas con armas blancas, ingreso
violento a las oficinas para obligar al personal administrativo a abandonarlas,
lanzamiento de botellas de vidrio al interior de las aulas donde aún se dictan
clases, cachetadas a algunos docentes que se resisten a abandonar su sitio de
trabajo.
La
situación es grave y lamentable pero, como lo afirmó el profesor Nelson Crespo,
del departamento antes citado, es tiempo de eliminar lo que han llamado
“violencia amistosa” porque, a su juicio, los encapuchados comparten
diariamente con el personal de la Facultad de Medicina. “Hay que despertar y
ese es nuestro gran llamado, debemos hacer una campaña contra la violencia,
tanto interna como externa. Pensamos solicitar un derecho de palabra en el
Consejo de la Facultad de Medicina y luego en el Consejo Universitario para
hacer este planteamiento y que la seguridad, en la ULA, sea declarada en
emergencia”.
Propuestas
Luego
de una discusión en la que los asistentes expusieron sus opiniones, surgieron
también algunas propuestas: aplicar el reglamento a estudiantes que se les
compruebe su participación en hechos violentos, ofrecer talleres de educación e
instrucción a los alumnos de la Facultad de Medicina destinados a crear una
cultura de diálogo y paz, solicitar ayuda a las autoridades municipales y
estadales para detener la ola de violencia, colocar cámaras de vigilancia en
sitios estratégicos, cerrar algunos accesos para controlar el ingreso de
personas a esta facultad (solicitar carnet correspondiente a todos), construir
nuevas casetas de vigilancia, hacer cumplir las normas relacionadas con el
acceso a las instalaciones durante los fines de semana, solicitar derecho de
palabra en el Consejo de la Facultad de Medicina y el Consejo Universitario y
hacer público el documento emanado de esta reunión, entre otras.
Opiniones
Manuel
Aranguren, vicerrector administrativo, abogó porque los profesores mantengan un
diálogo constante de paz con sus estudiantes, pues estos no son los únicos
responsables. “En la ULA no hay política de vigilancia, este personal no tiene
recursos ni armas para protegerse y es por eso que no debemos limitarnos a
señalar culpables, sino plantear soluciones conjuntas porque la inseguridad ha
crecido en toda la universidad y todos estamos expuestos”.
Elsy
Ponce, por su parte, recordó que en la ULA se hace una vigilancia preventiva y
que constantemente a los universitarios, mediante correos electrónicos, se les
informa acerca de las medidas que deben tomarse para la protección personal y
de equipos de trabajo. “Debemos afianzar el hábito de denunciar todos los
hechos de los que somos víctimas para tomar decisiones y hacer los reclamos
pertinentes ante los organismos de seguridad del Estado. Recuerden que creamos
la dirección de correo [email protected] como
una manera de mantenernos comunicados y protegidos”.
Dionis
Dávila, secretario general del Sindicato de Profesionales de la Universidad de
Los Andes, Siprula, invitó a toda la comunidad universitaria a no tener miedo y
denunciar cualquier hecho de violencia. “La ley nos ampara, y si el sitio de
trabajo no cumple con lo establecido en el Art. 53 de la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Lopcymat), simplemente no
podemos ingresar al mismo ni permanecer allí. Entregamos un documento en la
Vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela y en el Ministerio del
Poder Popular para la Educación Superior, en donde detallamos la inseguridad y
la violencia que vivimos actualmente dentro de la ULA. Las autoridades
rectorales, además de directores y jefes, también respaldan a nuestros
agremiados y condenan esta situación”.
Hablan los estudiantes
En
vista de que fue el sector estudiantil uno de los más señalados, Carlos Girón,
coordinador general del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina hizo
también planteamientos concretos: “planteamos ajustar las entradas y salidas a
la cantidad de vigilantes que tenemos, colocar un vigilante permanente en cada
uno de los accesos que queden abiertos y solicitar carnet a todos -no sólo a
los estudiantes- para controlar quién entra y quién sale porque la credibilidad
del profesor jamás se pone en duda, pero la de nosotros siempre”.
Ante el fuerte planteamiento de que es en el Centro de Estudiantes donde “contratan” a los sujetos encapuchados para generar acciones violentas, Girón dijo que tales comentarios sólo se basan en rumores. “En el momento en que un profesor tenga las pruebas de esa acusación, exigimos que se nos lleve a Consejo de Facultad o a la instancia que crean pertinente. Se dijo que la protesta del lunes 12 de noviembre se originó para suspender un examen parcial de Anatomía, pero éste ya se presentó. Es absurdo pensar que le pagan al Centro de Estudiantes para propiciar acciones violentas, por eso invitamos a toda la comunidad universitaria a revisar nuestra sede, allí no hay morteros ni capuchas, sólo libros”.
Ante el fuerte planteamiento de que es en el Centro de Estudiantes donde “contratan” a los sujetos encapuchados para generar acciones violentas, Girón dijo que tales comentarios sólo se basan en rumores. “En el momento en que un profesor tenga las pruebas de esa acusación, exigimos que se nos lleve a Consejo de Facultad o a la instancia que crean pertinente. Se dijo que la protesta del lunes 12 de noviembre se originó para suspender un examen parcial de Anatomía, pero éste ya se presentó. Es absurdo pensar que le pagan al Centro de Estudiantes para propiciar acciones violentas, por eso invitamos a toda la comunidad universitaria a revisar nuestra sede, allí no hay morteros ni capuchas, sólo libros”.
Por
su parte, Alejandro Villanueva, presidente del Centro de Estudiantes de
Medicina, ante la propuesta de expulsar a los alumnos que propicien actos
violentos, indicó que eso sólo podría aceptarse si dicho alumno es
fotografiado, por ejemplo, sin capucha, pues el calzado o la ropa son sólo
evidencias circunstanciales. “Un principio en leyes dice que la buena fe se
presume y la mala fe se prueba, que me demuestren fehacientemente que un
estudiante está alterando el orden público y no me negaré a que lo expulsen. En
base a rumores, zapatos o un suéter, no podemos abrirle expediente a un
compañero”.
Prensa ULA / Adriana Heras