¿Por qué los candidatos del chavismo y la derecha
se niegan a asistir a
un debate público?
Un
grupo de jóvenes y estudiantes, vinculados a la organización del Festival
Internacional de Cine y Audiovisual Infantil y Juvenil, se dieron a la tarea de
convocar a los candidatos a la gobernación del estado Mérida a un debate
público.
Según
los organizadores del evento, la intención era promover un foro de discusión
polÃtica, de tal manera que la campaña electoral trascendiera “los medios y el
rumor” y efectivamente permitiera al público contrastar las propuestas
programáticas de los candidatos.
Apenas
fuimos contactados por los organizadores del debate, aceptamos participar. Sin
embargo, conociendo a nuestros adversarios, sabÃamos que no era probable que
asistieran a un debate, en el que tendrÃan que valerse únicamente de sus
argumentos y propuestas para convencer al público y en el que poco o nada
valdrÃan los aparatos publicitarios y las maquinarias electorales aceitadas con
bolÃvares fuertes provenientes del Estado o de los grandes empresarios. Aun
asÃ, al acercarse el dÃa del debate, los organizadores nos informaban que la
mayorÃa de los candidatos habÃa accedido a debatir.
Faltando
menos de 24 horas para el debate, en el comando de campaña de Alexis RamÃrez se
discutÃa qué hacer ante el hecho de que habÃa sido asignada una de las salas
del Centro Tulio Febres Cordero (CCTFC) para la realización del evento. Los
operadores del Psuv consideraban un problema el que un espacio controlado por
la gobernación del estado Mérida sirviera de tribuna para un debate polÃtico al
que RamÃrez no asistirÃa. Y por esa razón tomaron la decisión de boicotear el
debate, no sólo negándose a asistir, sino además revocando el permiso para la
utilización de la sala Spinetti Dini.
Irónicamente,
el mismo dÃa en que el Psuv ordenó negar la utilización de los espacios del
CCTFC para la realización del debate, ese mismo partido lanzaba con bombos y
platillos un “Proceso Constituyente para la Elaboración del Segundo Plan
Socialista de Desarrollo de la Nación”, en el que se convoca a la población a
debatir. La diferencia es que en ese “debate” las preguntas las formula el
Psuv, el Psuv sistematiza las respuestas, y el Psuv publica las resultas del
proceso. La participación puede ser amplia, pero sólo logra pasar lo que el
embudo de la burocracia roja disponga. Asà conciben la democracia los falsos
socialistas del siglo XXI.
El
debate de los candidatos terminó realizándose en uno de los auditorios de la
Facultad de Ciencias JurÃdicas y PolÃticas de la ULA. El único candidato que
asistió fue quien estas lÃneas escribe, como abanderado del Partido Socialismo
y Libertad (PSL). Los demás candidatos prefirieron no asistir, y únicamente
Florencio Porras (ex gobernador y candidato del PCV), designó a un
representante, quien pasó por grandes dificultades para defender el nefasto
legado del ex militar a la cabeza de la gobernación de Mérida.
Cada
candidato tiene sus particulares razones para no someter sus propuestas
programáticas al escrutinio del debate. En el caso de Léster RodrÃguez,
candidato de la MUD, está claro que ni siquiera tiene un programa de gobierno.
Gran parte de su publicidad se basa en la imagen de Capriles, el ex candidato
presidencial de la MUD. Su fracaso como rector de la ULA y a la cabeza de la
alcaldÃa de Libertador es un voluminoso rabo de paja que le impide “acercarse a
la candela”. Prefiere no hablar mucho y dejar que el voto castigo contra el
chavismo lo lleve a la gobernación. Alexis RamÃrez, apadrinado por Diosdado
Cabello y el ala derecha del Psuv, fue en su época de dirigente estudiantil un
buen polemista, pero también ha preferido apoyarse únicamente en el poderoso
aparato económico y burocrático del gobierno y sus aliados empresariales para
hacer campaña. La danza infernal de millones de bolÃvares fuertes que recorre
las calles, en miles de afiches, pendones, vallas y avisos publicitarios,
demuestra que la candidatura de RamÃrez está hipotecada a poderosos intereses
capitalistas, y de ninguna manera puede representar una opción para los
socialistas y los revolucionarios.
No
es sorprendente que ninguno de los candidatos del sistema acceda a debatir. Un
debate es, en la actual campaña signada por grotescas desigualdades en el
acceso a los medios, la única ocasión en la que todos los candidatos cuentan
con igualdad de condiciones: igual cantidad de tiempo para responder igual
cantidad de preguntas, un mismo escenario y moderadores imparciales. Por esta
misma razón, los debates públicos deberÃan ser rutinarios, parte de la dinámica
normal de las campañas electorales en nuestro paÃs. También deberÃa haber
financiamiento público y cuotas iguales de cobertura en los medios para todos
los candidatos. El actual carnaval electoral, ostentoso en publicidad cargada
de eslóganes vacÃos, pero muy pobre en ideas, es el terreno predilecto de
aquellos que no quieren debatir. Evidentemente subestiman a la población, y
consideran que con la publicidad y repartiendo artefactos de uso doméstico al
estilo adeco, basta y sobra.
Por
nuestra parte, continuaremos difundiendo nuestras propuestas a través de una
campaña modesta, financiada por medio de la solidaridad militante. En nuestro
programa, y mediante artÃculos y declaraciones, vamos delineando las acciones
que consideramos deben tomarse para enrumbarnos como sociedad hacia un futuro
sin explotadores ni explotados, en el que la persona humana se reconcilie
consigo misma y con el medio ambiente, en definitiva, hacia el verdadero
socialismo.
Y
continuaremos retando a los candidatos del sistema a debatir públicamente.
Fuente:
Simón RodrÃguez P.